Es lo que relevó el informe que la ministra del Medio Ambiente presentó esta semana en la COP24 de Polonia. No obstante, en 2016, el último año documentado, los gases de efecto invernadero siguieron aumentando, sobre todo el CO2 , por las termoeléctricas y el transporte.
Por Richard García
Mientras el resto del mundo se devanea los sesos tratando de ajustar su economía y crecimiento a una meta de reducción de emisiones, Chile asegura que ya lleva hecho un tercio de la tarea comprometida para 2030.
Así lo establece el Tercer Informe Bienal de Actualización de Chile sobre Cambio Climático, presentado el lunes por la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, en Katowice, Polonia, donde se lleva a cabo la cumbre COP24.
El compromiso está relacionado con disminuir la intensidad de las emisiones en 30% respecto de 2007 y, según el documento, el país ya ha conseguido una reducción de 9,9%. “Estos datos muestran un evidente avance de Chile, pero sabemos que todavía no es suficiente y debemos seguir adelante”, dice la ministra Schmidt. “Somos optimistas de que esta tendencia a la baja se incrementará, dado por ejemplo la masificación de las Energías Renovables no Convencionales y la penetración de la electromovilidad”, agrega.
La intensidad de emisiones -diferente a las emisiones brutas- es el cuociente entre las emisiones y el Producto Interno Bruto (PIB) en dólares, explica Patricio Cordero, físico de la Usach y especialista en cambio climático. Así, la reducción registrada en la intensidad de las emisiones significa que hoy la economía de Chile está creciendo más rápido que las emisiones.
Antiguamente, cuando no existían las energías renovables y la eficiencia energética, al duplicarse la economía también se duplicaba el consumo de energía y las emisiones, pero eso está cambiando.
Pese a tal reducción, el informe reconoce que se siguieron incrementando las emisiones brutas. Durante 2016, el último año documentado, las emisiones de gases de efecto invernadero (excluyendo las derivadas de incendios forestales y quemas controladas) fueron de 111.677,5 kilotoneladas (kt) de carbono equivalente (1 kilotonelada corresponde a mil toneladas), es decir, representaron un incremento de 114,7% desde 1990 y de 7,1% desde 2013. Además, corresponden a 0,25% de las emisiones globales.
El principal gas emitido fue el CO {-2} (78,7%), seguido del metano (CH4), que alcanzó 12,5%. El primer emisor es el sector energía, que representa 78% de las emisiones. Lo hace a través de las plantas termoeléctricas y el transporte.
En cuanto al balance per cápita, fue de 2,5 toneladas de CO {-2} equivalente por chileno, superior 11,6% a la de 2007. El promedio mundial es de 4,4 toneladas.
Cordero reconoce que las emisiones brutas todavía aumentan porque la economía de Chile ha seguido creciendo. “La transición a las energías renovables, especialmente la revolución solar, se inició de manera importante solo hace cuatro años. Pero ahora vamos bien. En adelante debería notarse ya una baja en las emisiones, lo que debería producirse claramente en el transcurso de la próxima década”, sostiene.
“Si consideramos los cambios que se están llevando a cabo en la matriz energética y la proyección respecto de la incorporación de energías limpias, deberíamos alcanzar la meta fijada para 2030 sin problemas”, sostiene Pilar Moraga, abogada del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia de la Universidad de Chile (CR)2, presente en la cumbre de Katowice.
De hecho, asegura que la contribución de Chile fue calificada como inadecuada a nivel internacional, porque bastaba con aplicar la política energética que ya estaba en marcha para alcanzar la meta.
Al respecto, la ministra Schmidt admite que seguirán aumentando la acción climática concreta para evaluar “la posibilidad de ser más ambiciosos en nuestros objetivos futuros”.
En cuanto a la situación global, Cordero dice que en los próximos cinco años, máximo, se tendrá que lograr que la economía crezca sin que las emisiones lo hagan. China, por ejemplo, se comprometió a alcanzar su peak de emisiones a 2030 y luego seguir creciendo, pero disminuyendo las emisiones.
No es algo inalcanzable, asegura. “Todos los países de la Unión Europea más Estados Unidos y Canadá no solo están mejorando su intensidad de emisiones, sino que están consumiendo cada vez menos energía y produciendo más. Es decir, la economía crece y las emisiones decrecen. Es natural, porque al disminuir el consumo de energía, no solo se emite menos, sino que se gasta menos. Hoy, la gente no solo abraza la eficiencia energética por razones ambientales, sino también económicas, porque las energías renovables son más baratas”.
Leer en El Mercurio.